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El sistema de lucha o huida es un antiguo sistema de supervivencia programado en nuestro cerebro que nos ayuda a huir de los tigres o a prepararnos para luchar contra ellos. Está destinado a activarse cuando nos enfrentamos a un peligro, y a apagarse para que podamos volver a relajarnos cuando pase el peligro. Pero si naces en una familia que no es segura, tu sistema de lucha o huida puede activarse incluso antes de nacer, y mantenerte en un mundo que no es seguro, en el que no puedes confiar emocionalmente en los demás y en el que tienes la certeza de que la vida no apoyará tus sueños y esfuerzos. Tus miedos se convierten en una profecía auto-cumplida y la depresión se instala. Los chamanes descubrieron cómo restablecer el sistema de lucha o huida para que puedas vivir con una mayor sensación de seguridad en tu vida.
Una profunda depresión tenía a Sandy en sus garras. De hecho, había sufrido una depresión desde que tenía uso de razón. Había buscado la curación en muchas fuentes: Rolfing, yoga, psicoterapia, acupuntura, hipnoterapia y meditación. Consultar a un chamán fue su último recurso. Tras asistir a una conferencia mía, decidió apuntarse a la formación de Medicina Energética de The Four Winds sólo dos semanas después.
Durante la formación, Sandy fue la protagonista de una demostración del proceso de iluminación, una práctica de sanación fundamental. Compartió su historia: creció en Alaska abandonada por su madre, que la dejó fría, sola y con miedo. Luego fue testigo de que su madre tenía una aventura y le pidieron que guardara el secreto “o habría un infierno que lamentar”. Luego sufrió un violento ataque de su padre. Aquellos que debían cuidarla y protegerla la habían traicionado. A su miedo se sumó un sentimiento de culpa basado en una mentira. ¡La traidora! Se había convertido en la culpable, en la niña mala, o mejor dicho, en el chivo expiatorio de su familia. Había servido de distracción, apartando la mirada de sus padres del dolor y el sufrimiento que se habían causado mutuamente y que querían ignorar desesperadamente.
Cuando Sandy vino a verme para realizar un trabajo adicional, ya no podía hacer su trabajo como profesora de yoga, pues se sentía drenada de toda energía. Nunca había conocido lo que es levantarse por la mañana sin que el miedo se apoderase de ella. Lo único que hicieron los médicos fue recetarle más medicamentos. Podía ver que los medicamentos habían causado estragos en su cuerpo. Las drogas no eran la respuesta, había perdido una parte de su alma cuando era pequeña, y otra parte más tarde, cuando era adolescente. Pero no estaba preparada para una recuperación del alma. En primer lugar, tenía que limpiar su segundo chakra de energía pesada. El segundo chakra se asocia con nuestro sentido de la autoestima, nuestra familia de origen, la sensualidad y los años de la pre-adolescencia y la adolescencia – los años en que Sandy perdió su sentido de sí misma.
Limpié el segundo chakra y realicé una iluminación, llevando luz en profundidad al chakra. Pero eso no fue suficiente. Para tratar su nerviosismo y falta de energía necesitábamos restablecer su respuesta de lucha o huida. Cuando su padre la atacó, experimentó pánico. Como no podía esconderse ni huir, se quedó paralizada. La respuesta de lucha o huida, que se supone que nos ayuda a escapar, nunca se restablece. Sus glándulas suprarrenales se atascaron en la posición de encendido, manteniéndola en ese estado de alerta elevado. Utilicé un proceso llamado desacoplamiento para restablecer su segundo chakra e informar a las glándulas suprarrenales para que dejaran de verter adrenalina en el torrente sanguíneo, lo que reduce la producción de cortisol, una sustancia mortal para el cerebro. Más tarde también realicé una extracción en Sandy.
En Munay, Alberto Villoldo
Si quieres saber más sobre Sandy y todo el trabajo que hicimos juntos, lee más sobre su historia en el libro, “Las Milagrosas Herramientas con las que Curan los Chamanes,” escrito por nuestro fundador, Dr. Alberto Villoldo.