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Es muy curioso que en una época donde la tecnología nos sorprende, donde los avances en la ciencia suponen un estado evolutivo de la mente humana, y donde la historia oficial insiste en dejar al hombre moderno en un sitial de superioridad con respecto a las demás culturas existentes (del presente y del pasado) no se entienda bien a nivel popular cuáles son los ciclos solares-terrestres y qué influencia tienen sobre nosotros.
Esto deja en evidencia que vivimos en un mundo híper conectado con la artificialidad y muy desconectado con la realidad. Esta es la que nos rige inevitablemente, como lo son el planeta en el que vivimos y el sol que nos alumbra.
Aún no entendemos la magnitud de lo que significa comprender los ciclos del sol. Y cómo, aunque realicemos grandes cambios a nivel espiritual en nuestras vidas, si no danzamos con el sol y la tierra dentro de su propio baile, seguiremos con las mismas problemáticas humanas que hemos tenido hasta ahora, un poco más felices, quizás, pero desconectados de lo real.
El sol está evolucionando y nosotros como raza terrestre debemos aprender a evolucionar con él, como lo hacen las demás especies. Y estamos haciendo todo lo contrario, lo evitamos, nos protegemos, vamos desfasados con sus ciclos cuando creemos que el solsticio de verano es el inicio de la estación.
Como humanos debemos ser realistas y la realidad no es la aceptación de la vida moderna y sus experiencias, la realidad está en los ciclos de la Tierra, en los ciclos del Sol, en el movimiento de las estrellas, en las fluctuaciones de la Luna y las mareas.
La realidad nos está golpeando duro porque no estamos en ella, y es tiempo de retornar. Es tiempo de tomar el solsticio de verano como lo que es. Hay que evitar el encierro, el estrés, la luz artificial, el mall, la oficina, la presión de las fiestas de fin de año y el drama emocional, y salir al sol a tomar su energía, descansar, respirar su luz, relajarse e iluminarse.
Las vacaciones deben ser ahora, en el ascenso del sol hacia el cénit, no después.
El solsticio de verano nos da la oportunidad de tomar al máximo la energía solar que enciende nuestras potencialidades y carga nuestra batería humana a su límite…pero… ¿tenemos el envase preparado para eso?
Es necesario sanar, reajustar y re direccionar el envase humano: nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra mente, para el futuro que se nos presenta.
Y es necesario comprender en profundidad donde estamos parados, cuales son los ciclos del lugar que habitamos, nuestra tierra, continente, nuestro planeta, nuestro sistema solar.
Estas son las bases para el salto evolutivo que la vida nos exige, este cambio paradigmático que tanto anunciaron las culturas ancestrales.
Hemos buscado la iluminación y como cultura hemos adoptado formas y modos de Oriente, religiones de otros lugares y otros tiempos, técnicas y herramientas espirituales, pero no nos hemos sentado a meditar con realismo, con lógica y preguntarnos: ¿de dónde viene la iluminación? Y la respuesta es evidente: el Sol, a quien todas las culturas ancestrales de América le dieron su mayor atención. Entonces… ¿se perderán las potencialidades del Solsticio en el estrés navideño? ¿Esperarán la decadencia de la luz solar para tomar susvacaciones?
Es el tiempo de recuperar la cordura y darnos cuenta en donde estamos y actuar en consecuencia. ¡Es tiempo de iluminarnos! ¡Es tiempo de danzar con la naturaleza y recuperar nuestra esencia original!
Elfa Vanya