
Tu información no será usada o compartida ningún otro fin.
© 2017 Los Cuatro Caminos
Los contratos del alma son acuerdos que hacemos con nosotros mismos para sobrevivir una crisis o para lidiar con una situación dolorosa cuando no vemos una solución. Estas promesas internas pueden enfocarse en uno mismo (“voy a dedicarme a generar mucho dinero para que así todo el mundo me respete”) o pueden involucrar a alguien en particular (“siempre haré todo perfecto para que mi papá me quiera”).
Estos acuerdos son hechos en un momento de intimidad profunda consigo mismo, y luego son honrados por muchos años sin recordarlo de manera consciente. Seguramente funcionaron bien en su momento original, ya que otorgan un sentimiento de seguridad en un mundo incierto. Pero el problema es que en el largo plazo se convierten en creencias limitantes que nos alejan de la abundancia, la intimidad, el amor, y el éxito. En pocas palabras, un solo contrato del alma puede gatillar docenas de creencias limitantes.
Aunque es difícil darse cuenta del contrato original, no es difícil percibir sus efectos. Por ejemplo, un joven que se deja dominar por su padre y se convierte en abogado cuando él prefiere ser artista, está operando desde su promesa de obedecer al padre para ser aceptado.
En la tradición chamánica se usa la herramienta de viajar hacia el mundo de abajo para “enmendar el pasado y así sanar el futuro”. Allí, nos encontramos con los acuerdos a los que accedimos incluso antes de haber nacido.
Una de mis pacientes llamada Bonnie, recibió la llamada inesperada de una hija con quien mantenía cierta distancia. Los doctores le habían encontrado un nódulo en uno de sus pechos, y su hija quería que su madre estuviera con ella para la biopsia. Bonnie me dijo que había estado llorando descontroladamente desde que conversó con su hija: “No es tristeza lo que tengo, no sé por qué estoy llorando”.
Antes de acompañar a su hija a la biopsia me reuní con ella y “viajamos” juntos. Al llegar a su mundo interno, Bonnie se vió a sí misma como una madre viviendo en una casa medieval con dos niños pequeños. Estaban siendo aterrorizados por delincuentes quienes habían derribado una de las vigas de soporte de la casa. Era invierno y la madre y sus pequeños estaban atrapados. El sol se estaba escondiendo y ella sabía que esa noche morirían congelados. Entonces, con todo su dolor le rogó a Dios que se llevara a sus niños primero para que ella los pudiera abrazar y consolar hasta el final. Así, el contrato de su alma “quiero que mis hijos mueran primero”, era de hace varios siglos atrás y, sin embargo, aún estaba vigente. Era un contrato muy mal redactado con resultados horribles – pero en tiempos de crisis, hacemos lo mejor que podemos.
Durante nuestro “viaje”, Bonnie pudo renegociar su acuerdo y dejarlo en “quiero que mis hijos sepan que su madre está con ellos en tiempos difíciles”. Cuando mi paciente pudo entender los eventos que estaban ocasionando su dolor, logró calmarse. Se dio cuenta que se había alejado de su hija porque no soportaba pensar que podía perderla. Después de unos días, la biopsia mostró que el tumor era benigno, y la relación de Bonnie con su hija empezó a repararse.
Cuando actualizamos nuestros contratos del alma, también mejora nuestra relación con los demás y con la vida. En la Certificación de Medicina Energética Chamánica, los estudiantes aprenden el arte de “viajar” hacia el pasado a renegociar contratos del alma y hacia el mundo de arriba para co-crear con conciencia su destino.
Para saber más, puedes leer mi libro “Viaje del Alma: Herramientas Chamánicas para encontrar tu Destino y recobrar tu Espíritu”.