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Algunas energías tóxicas pueden cristalizarse, convirtiéndose en objetos casi materiales, que son imposibles de metabolizar a través del Proceso de Iluminación y deben ser extraídas manualmente. Estas energías cristalizadas se incrustan en el cuerpo físico, adoptando formas como dagas, flechas, lanzas y espadas. Los chamanes amazónicos creen que las energías cristalizadas son el resultado de la magia negra o la brujería. He descubierto que estas energías pueden ser causadas por la ira, la envidia o el odio que nos dirige otra persona, a menudo las más cercanas a nosotros. A veces también son restos energéticos de una existencia anterior.
El proceso de Extracción se realiza durante una Iluminación, cuando se revelan los paisajes energéticos de los chakras, y las energías cristalizadas pueden detectarse fácilmente. La Iluminación quema las energías que se acumulan alrededor de la cristalización y la mantienen encajada en el cuerpo, facilitando así la Extracción.
Las energías negativas son atraídas hacia nosotros cuando existe una afinidad en nuestro interior. La ira puede penetrar en nuestro CEL sólo cuando la vibración por la ira vive dentro de nosotros, y el odio puede afectarnos sólo cuando el auto-odio está presente. En consecuencia, no basta con extraer las energías cristalizadas; también hay que cambiar las afinidades del paciente. El Proceso de Iluminación cura las afinidades de estas energías limpiando y aumentando la frecuencia a la que gira un chakra. A medida que aumenta la tasa vibratoria de un chakra, empezamos a atraer energías puras, claras y benéficas.
El proceso de extracción consta de cinco pasos.
En primer lugar, escaneo el CEL de mi cliente, pasando lentamente la mano unos centímetros por encima del cuerpo. Palpo las variaciones de temperatura que suelen indicar la presencia de una energía cristalizada. Cuando percibo una forma, la envuelvo con la mano e intento obtener una impresión.
A continuación, extraigo la energía pesada de la base del objeto, reuniendo estas energías con las yemas de los dedos y lanzándolas a la Tierra. Esto comienza a aflojar el objeto incrustado.
Muevo mis manos hacia los puntos de liberación en la parte posterior del cráneo, provocando la liberación de cualquier energía tóxica restante en el chakra. (No siempre existe una relación lineal entre el lugar de la energía cristalizada y el chakra comprometido. Es posible encontrar una energía incrustada en los pies que involucra al chakra del corazón).
Una vez completado esto, vuelvo al objeto, moviéndolo suavemente de lado a lado y girándolo para aflojarlo. Invito a mi paciente a tomar conciencia del lugar y a sentir mis acciones, preguntándole si siente algún dolor o si voy demasiado rápido o demasiado lento. A menudo le pido que describa las imágenes que percibe.
Una vez extraído el objeto, ilumino el chakra, bañándolo en luz pura, para aumentar su tasa vibratoria y cambiar la afinidad. Finalmente, cierro el chakra y proceso con el paciente.
Cuando aprendí el proceso de Extracción, pensé que los chamanes del Amazonas percibían dagas, lanzas y flechas incrustadas en sus pacientes porque esos objetos eran el material de su vida cotidiana. Cuando volví a casa, esperaba detectar objetos más congruentes con los símbolos de la guerra moderna: pistolas y balas. Para mi sorpresa, encontré exactamente los mismos símbolos que describían los sanadores de la selva.
No le encontraba sentido hasta que consideré que el sistema límbico del cerebro evolucionó hace miles de años, en una época en la que nuestros antepasados cazaban, y se mataban con cuchillos y lanzas. El repertorio de imágenes de esta antigua estructura cerebral permaneció inalterado. El cerebro límbico toma lo simbólico como literal. Cuando nos han traicionado, decimos que nos han “apuñalado por la espalda” porque simbólicamente lo hemos hecho.
En Munay, Alberto Villoldo
La próxima semana exploraremos la extracción de energías y entidades intrusivas. Puedes encontrar información adicional en mi libro “Chamán, Sanador, Sabio”.